África en los medios de comunicación
En la actualidad no se busca en el continente africano informaciones realistas, equilibradas. Cada vez se bombardea más con noticias de muerte y huida. Los padres mueren agonizando, mientras los más afortunados de sus hijos parten en pateras y cayucos, dejando África desierta.Las noticias en pantalla se han convertido en una nueva fuente histórica, elaboradas, relatadas, en versiones incompetentes y erróneas, donde se ocultan muchos datos o se ponen otros sin contrastar con fuentes auténticas o documentos originales. Las imágenes son en su mayoría de archivo, que se reutilizan una y otra vez. Esto hace que veamos casi siempre las mismas imágenes sobre temas diferentes.
Las ONGs, que deberían ser agentes mediadores, han caído en los mismos errores con sus publicidades dañinas llenas de fotos que causan lástima, con el fin de que las personas aporten su ayuda basada en la conmiseración y el llanto fácil. Basta echar un vistazo a lo que publican editan los medios en las temporadas más lacrimógenas o sensibleras, navidad, verano… ¿A qué miembros de estas ONGs les gustaría ver las fotos de sus familiares en condiciones infrahumanas en los periódicos para recaudar fondos que tal vez nunca les llegarán? ¿Para qué ayudar a una persona de la cual transmitimos sólo su muerte? Tal vez tengan razón, porque coincide con el
pesimismo del nigeriano Chinua Achebe en su libro “Todo se derrumba” (Things fall apart) en el que afirma: “Los guerreros lucharán contra los escribas por el control de vuestras instituciones..., vuestra tierra dará cada vez menos, pero vuestros hijos se multiplicarán; vuestras casas serán invadidas por el agua de las riadas y la sequía agrietará vuestro suelo; vuestros hijos se negarán a coger la azada y preferirán deambular errantes; aprenderéis maneras de engañar al prójimo y colocaréis veneno en los frutos que ofreceréis a vuestros propios amigos. Sí, las cosas se desintegrarán”.
Estos medios no son capaces de captar un complejo “modus vivendi” existente en el continente africano. En él viven varias culturas, varios pueblos que están construyendo una historia, también con sus dificultades, por supuesto. Son pocas las pocas personas capaces de entender y transmitir verazmente algo de lo que está pasando allí. La mayoría accedemos a informaciones concentradas en un minuto, y eso con mucha sureste. Se trata de un problema que seguirá vivo, éste sí, y que nos seguirá haciendo sufrir, mientras las noticias muevan tanto dinero.
Las noticias sobre África tienen importancia si son capaces de vender como productos, si impactan y dan beneficios. Bien dijo Ryszard Kapuscinki que “El mundo contempla el gran espectáculo de lucha y de muerte en África, cosas que le resulta difíciles de imaginar porque la imagen de la guerra es intransferible. No se puede transmitir ni con la pluma ni con la voz ni con la cámara. La guerra es una realidad sólo para aquellos que están apresados en su interior, sangriento, sucio y repugnante. Para otros no es sino una página en un libro o una imágenes en una pantalla, nada más”.
La segunda visión es la exótica o de falso solidarismo. Está ganando fuerza y teniendo una propagación impresionante. Lo que más sorprende es el tipo de planteamiento que esta corriente proporciona acerca del continente. Todo el mundo se convierte en especialista en asuntos africanos y maestro de valores, aunque no tenga una mínima idea de la geografía, de la sociedad, de la cultura, de la vida, de la verdad de este mundo. Alguno, tal vez, con suerte haya estado allí, como mucho, puede que haya ido un par de veces, días o meses, a ver cómo iban algunos proyectos. En cuanto vuelve a Occidente ya es un especialista capaz de escribir tesis y libros sobre África, limitándose a un puro sensacionalismo, a lo exótico y sentimentalista. Son auténticos "dramaturgos" de las realidades africanas y de la miseria de los pueblos africanos, haciendo creer que todo el mundo es, por ejemplo, seropositivo. Aquí es donde se palpa esa ignorancia y pereza intelectual, acompañada de un desconocimiento total de la historia poscolonial y de algo tan básico como la geografía africana. En este sentido, se llega al punto de homogeneizar y reducir el continente africano a una gran isla rodeada por el océano Índico y el Atlántico, o a un país de una naturaleza no adulterada, con sus parques naturales, pájaros exóticos, paisajes salvajes y tribus arcaicas.
También existe otro modo que los medios utilizan para presentar la miseria africana, que consiste en dar grandes reportajes en un determinado contexto etnográfico, como en el caso de los nómadas. Son programas destinados a favorecer la curiosidad en Occidente y crear una atracción turística. Esto también es manipulación, porque se identifica la miseria con el exotismo. No se está diciendo que no se pueda fomentar el turismo, sino de que se no deben utilizar las aldeas rurales donde la miseria abunda como turismo exótico y solidario.
Esta visión fomenta relaciones de subordinación, donde ellos, los turistas solidarios, son los grandes salvadores que terminan con todas las tragedias, los promotores de los derechos humanos, los defensores de la mujer africana, etc. Para ellos, el continente africano no es una entidad antropológica, o socio-político-cultural. Por el contrario, es la pantalla en la que se proyectan o se realizan varios de sus proyectos sociales-personales. En otras palabras: África es un campo de batalla donde los distintos sujetos y organismos combaten por la construcción de su proyecto, en función de sus objetivos y honores particulares. En el fondo, cabe pensar que incluso deseando que ocurran más tragedias, para así poder hacerse eco de la noticia y obtener más fondos para sus proyectos.
Esta visión es la más excluyente de todas y la más peligrosa porque reduce todo al solidarismo, como si todo africano viviese de los proyectos. No hay que olvidar que muchos de estos organismos están creando situaciones embarazosas y vergonzantes en el trato a las personas, ya que a menudo no respetan su dignidad. Demasiadas son las veces que se compran influencias de los altos cargos de gobiernos africanos para que dejen de controlar la ejecución de sus proyectos y así puedan actuar a su libre albedrío. De esto los medios no nos hablan. Es un tema tabú.
Para terminar, como no parafrasear a Mia Couto, escritor mozambiqueño, cuando señaló que “los medios no pueden continuar concibiendo, grabando o captando la historia africana sólo como una marcha gradual y perezosa, sino más bien en su movimiento de cambio con bruscos vaivenes”. En éste el sentido, la visión de África es como continente de cascada, donde cohabitan varias realidades que parecen contradictorias, pero que conforman todo su conjunto.
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